lunes, 19 de noviembre de 2007

Tres





Maturana
es irremediablemente un ser de costumbres, usted quizás no lo notaría porque estas son parecidas a los cometas en el sentido que el observador no las percibira sino es con un acucioso y metódico sentido de la observación; como nadie se dedica al estudio real de Maturana sera imposible entonces percibir que es un ser de costumbres.
Para Muestra un botón; cada 3 años Maturana sale de su casa un domingo a eso de las 3 de la tarde y camina, al principio sin sentido, al parecer sin recordar que es lo que lo arrastra por las calles del centro semivacio, lo recorre con paso lento, respirando exhalando cada esquina y cada auto y cada perro, sigue sus pasos por la avenida Brasil, el parque, los arbolitos y las palomas y los pasos arrastrándose lentamente, dejándose envolver por los gritos de niños, y los cochesitos; al pasarlos prenderá el 2º cigarrillo, invariablemente serán 3.
Bajará a ver el mar, se concentrara en su sonido, intentara recordar que es lo que lo ha traído ahí, pasara un conocido, le preguntara por su vida, por el trabajo, los niños, el contestara y retribuirá la preocupación con similares preguntas. Sentirá el miedo recorrerlo al principio cuando levante la cara, observe su ventana, ella de blanco, el balcón, una mirada que no es sonrisa ni es nada, la mirará a los ojos, caerá la botella, caerá el cigarrillo, una lágrima, cuando vuelva a pestañear, ella ya se habrá ido.

martes, 30 de octubre de 2007

Sicalipsis dos





música de Charles Mingus
seca la garganta en un momento... turbulento, sin tiempo, sin espacio para girar, porque siempre se esta girando, sin tiempo para girar, porque el giro no existe, es lo único que existe.
miguitas de pan secando la garganta, atorandose, quemando los bronquios
todo encima de las nubes //// en castillos sobre lo absurdo que los rodea
les da sentido quizas, los derriba sobre la muerte lentamente
tanto que casi no se dan cuenta cuan fria esta su piel al cabo de unos segundos

viernes, 5 de octubre de 2007

Desastres

......
...Cuando vuelvas no estaremos aquí, estaremos en el piso
será sólo un momento
lo habremos llevado a la cama
lo habremos desvestido
y reído un rato de las marcas en su espalda

Tocaremos sin cariño esos trazos grises que le cruzan el cuello
esas lineas ásperas que hieren nuestros dedos.
Aún quedas en los vasos y la mesa,
en los ceniceros.

Le cubriremos la espalda de piel
tocaremos las yemas de sus dedos con pena
antes de cerrar la puerta apagaremos la luz
y pensaremos en qué sueña
esos pasos tibios pisando blándamente las ropas en la cama.

Volveremos a la mesa donde aun quedan vasos y ceniceros
llenos de algo que irremediablemente nos recuerda a ti
mas no debemos repetir tu nombre
permitir que despierte
volverlo a los sueños donde eres real y él se descuelga como si estuviese vivo
de tu cuello.

Aun el mantel esta manchado, los cristales en el suelo
litros y litros de sus gritos rebotando tu nombre
casi sucio, lleno de una furia absurda que quema en los ojos, los pulmones, la luz


lentas luciérnagas desprenden párpados desde las sabanas aún secas.

martes, 18 de septiembre de 2007

Perro (episodio II)




El nombre del perro a la cabeza es Martínez, el negro, nunca baja la cabeza, husmea todo como buscando algún trozo que quede por poner…
En su lugar.

No es altanero su caminar, tiene claridad y sentido, ladra tarde mal y nunca, pero cuando lo hace todo se soluciona en unos segundos, corre ligero, camina ligero, pocas veces se le ve solo. Conoce algo, se le ve en los ojos, tiene una certeza dentro de su bruto corazón, una certeza inigualable a cualquier otra, tiene un fuego en las pupilas que le denota esa certidumbre.

Quien sabe como se comunica con los otros pero lo cierto es que nunca lo he visto pelear con uno de ellos; lo respetan, se cuidan de saber donde camina y que va haciendo mientras avanza. También sienten esa certidumbre, saben que hay algo que va gritando cuando corre bufando por la plaza y las calles del centro, que hay un sentido de inmortalidad en el hecho de que nunca puedan atraparlo, de que nunca haya comido el veneno, ni haya sido atropellado. Hay algo sobrenatural supongo asumen esos perros, esos 12 perros que lo siguen como si fuera un cristo, o un nazareno u otro de esos nombre con que nombran en la iglesia a los elegidos.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Mecanismo de pérdida de la vida




Lo primero fue perder la fe
luego su mujer y con ella la soberbia, el dinero, las llaves del auto, de la casa, todavía no se establecía un patrón definido, pero las manos tenían un extraño temblor y una leve palidez.

Después perdió la confianza,
en si mismo, algunos pasos, algunos dogmas, un pudor... el crepitar de las hojas le hacia doler la cabeza, hasta que la perdió; un buen día perdió los zapatos también, (así dejaron de sonar las hojas) con estos cierta certeza interna, un compromiso, la alegría, el hambre y la sed, sobretodo el deseo, que antes lo consumía y le daba razón... de ser.

Lo primero en perder fue la fe, pero es difícil precisar realmente, en esto de los límites uno tiende a no fijarse más que en hechos puntuales y no en la gama difusa de actos que rodean al límite y le da razón y coherencia, es decir, el límite sólo es el resultado de una serie pequeña de pérdidas aun más minuciosas, como sus pelos o las uñas, que ya no encontraba cuando como cada fin de semana se disponía a cortarlas, eso no le sorprendió entonces. Apenas hay tiempo para fijarse en el crecimiento de las uñas cuando tienes tantas responsabilidades y decisiones que tomar. También por ese entonces perdió la visión del ojo izquierdo y la cordura, que se iba cayendo lentamente por su bolsillo como si este estuviese roto y la arena que es su cordura se deshiciera en las calles, se las llevara el viento, fuera a parar a un parque de juegos, una playa, el ojo de una chica con polera a rayas blanco y negro, o en el mostacho de un serio señor parado en la esquina.
Así es como se van perdiendo las cosas, en la mayoría de los casos se pierde primero la fe, pero esa pérdida no se llora porque es como si nunca hubiese existido, el hombre se da cuenta semanas más tarde, cuando ya casi esta rodeado por la nada, los bolsillos son apenas bolsillos, y los dedos apenas son dedos y seria fácil confundirlos con cigarrillos o con lapices. A pesar de ya haber perdido la visión, lo último que hace el hombre es cerrar los ojos, como si con esto solucionara algo, como si no bastase con girar la manilla de la puerta para respirar de nuevo el sol, y perderlo a él, al hombre, dejarlo como un pedazo viejo de una enciclopedia que acabamos de quemar, que ya no queríamos, que ya no nos sirve, que ya no tiene fe.

martes, 21 de agosto de 2007




EL INFINITO ES UNA DENSA FAJA DE NADA




(que ingenioso el niño.... que gracioso, démosle una monedita para que siga cantando, para que siga bailando
mira que lindo como baila, eh eh eh eh
- de donde habra sacado tanta imagen simpática
+ de la tele más que seguro, o de los videojuegos

ya, cierre la puerta no más que es muy tarde
y hay que ir a comer)

miércoles, 8 de agosto de 2007

Perro (episodio I)



Bastaría que estos perros levantaran enormemente sus cabezas, sus garras y se desmoronaran sobre esas estructuras semiderruidas, bastaría que sin miedo alzaran sus manos contra nuestras cabezas sucias.

Perdón doctor, sus colmillos; inundados colmillos de saliva extrañamente olor a muerte, a cal, a furia terrestre, ira de cielos y gatos atropellados, bastaría con eso. Sus colmillos imprecísamente sucumbiendo en nuestras yugulares, como tiernos retazos de niños divididos, fragmentados, vueltos rompecabeza para que tu y yo podamos mirar las noticias y sentir y creer que todo, pero todo puede ser, puede pero no lo hará, porque tu tienes y yo tengo y ellos tienen .... que creer.

Bastaría que estos perros dejaran letárgicamente su ira clavada ya no en los árboles sino en restos de corazones esparcidos en el suelo, perdón doctor, pero es así, bastaría que se levantaran con esos colmillos feroces, ni parecidos a los nuestros hipócritas, y cobardes.

(susurre) Ahí están doctor, claramente, en la esquina, estirando las patas, abriendo los ojos, levantándose unos a otros con sus narices húmedas, empujándose, los perros. Comienzan a caminar decidídamente, como ningún hombre a caminado jamás. Avanzan lentamente por la tierra suelta que queda en las aceras, entre restos ya casi armados de niños en la esquina, la mirada oscura, los hocicos aun cerrados, lentamente abrirlos, y escuchar sol…….



domingo, 5 de agosto de 2007

Once Cuarenta y Cinco




Aún gotea desde el techo tu sombra
y rebota de un lado a otro
el eco de tus ladridos en mi pecho.

Trazos de piel tuya o mía
reposan en la cama y la silla.
Los ojos sobre el velador
y una mano izquierda
trizada, dormida,
busca, arañando
sobre la alfombra tu rastro.

Quedan dientes limpios sobre esos escombros
queda respiro, grito,
quedan líneas en la mesa por tirar
queda fe al menos.

Al lado de mis ojos
sólo queda este reloj muerto
con todo su tiempo perdido
goteando segundos,
malgastando el poco espacio
que nos va quedando.

Me quedare con este silencio tibio tras las costillas,
quizás sea la única señal clara
de que podremos al fin abrir los ojos
y tratar de caminar.




(Remasterización de poema escrito allá por el 2000 parece,
a ver que resulta
demasiado fragmentado [mea culpa])

lunes, 30 de julio de 2007

Pandora




Duele que se deba creer en Dios para deponer armas,
el miedo,
las voces en la noche.

La teofilia debe ser poco elegante
(imagine) Maria con los ojos blancos
Como su alma

El perdón,
Grabado en la lengua y en la mano de Maria
con probablemente sangre.
Todos debiésemos aprender de Maria
como dice el caballero de adelante
y razón tiene porque ella
no levanto ni una mano cuando fusilaron a su hijo,
lo quemaron, crucificaron, escondieron,
Con sus gónadas hicieron utensilios
A señalar: crucifijos, enfermedades, oraciones varias,
Sus manos en frascos poco limpios…

Maria…
y eso que podía,
Recoger sus polleras
y comenzar a correr,
gritando
Desesperada,
metralleta en mano
haciendo fuego sobre esa multitud aglomerada,
Sobre esos hijos de mala madre.

Pero la esperanza,
Se sabe
Esta allí, el último veneno, goteando y recorriendo las venas del hombre.
Entonces Maria se queda inmóvil y aunque su corazón se retuerce,
Puede casi no ver las espinas y los alambres y los palos que van atravesando
La piel de David.

Al final,
Maria subiendo a los cielos
Sin ninguna lagrima que llorar,
sin ningún hijo que llorar.

sábado, 28 de julio de 2007

IXI



Ayer nos hicimos daño pequeña
Nos sacamos los cuchillos y endurecimos la piel
Y cada toque era una caricia de amantes viejos
Que se reconocen, olfateando en lo horrendo
esas arrugas que los construyen
Para desarmarlos

Nos deshicimos demasiadas veces en esas mismas sabanas gastadas pequeñas
No quedaba nada de ti
mientras mi boca avanzaba a mordiscos
por ese aire que te sobraba en el alma.

Ya no he vuelto a encontrar mis ojos desde que te fuiste
Ni mis manos, ni mi piel, lo que suena
Lo sórdido
Lo que me hacia abrir toda ventana
Con el alma cansada
Llena de tu voz y de tu aliento.

Ahora sólo tengo estos harapos sucios sobre mis hombros,
goteando esa agua turbia que caía desde tus ojos a mi boca
Todo volviéndose polvo
Todo doliendo
Todo hiriendo,
cayendo ácido sobre las yagas abiertas y tristes
Que no me dejan
Levantar los brazos
Para poder creer.

domingo, 22 de julio de 2007

IIVII



Algo se cae
A pedazos
Por las escaleras, destrozando lo poco de madera que nos va quedando en los bolsillos.
Y hace tanto frío
Que no podemos vernos las caras sin desear enormemente esa pequeña agonía tras otra piel y bajo otra sangre que corre con calor
en estos pequeños sacos de hueso y mugre en que nos hemos convertido.

Y la despedida duele porque es dulce
Y hay tanta noche para olvidar
Y tanto alcohol en nuestras gargantas...
Pero falta la fe
El saber coherente de que las lagrimas no dolerían 3 o 4 segundos.

¿Dónde estas ahora, entonces?
Y las pocas palabras, la muerte, la risita en un cuello que rabiosamente se parece al tuyo.
Pero hay tanto pellejo en tres años
Tanto roedor en los bolsillos, en los pechos que ya se empieza a escuchar un poco entrecortado el sonido de las voces que eran las nuestras hace pocos siglos.

Así es ahora, sin ninguna tristeza que contarte
O inventar pero ingenuamente para que sean esos otros ojos que creo haber visto ayer bajo los zapatos o en la cómoda los que me miren riendo, esos ojos y no estos otros que te cuelgan casi viejos desde esa cara tuya que a veces me recuerda.

La cama aun suena y suena sobre este dormitorio; al lado de las botellas apiladas y tus pelos sueltos en el ambiente aun suena y suena con esos dos sacos de hueso y mugre sobre ella,
Suena y suena tempestuosa como sino hubiese pasado nada; dominando toda la situación desde la altura, reencontrando los fósiles para volver a secarlos y armarlos uno a uno sobre el otro que se descascara y grita.
Aun suena y suena
Ciega
Sorda y
Sobre todo muda
Como burlándose de tu ira y mi fatiga ante ese liquido y esa curva
que no te logro besar aunque lo intente.

miércoles, 11 de julio de 2007

Multiplicación



A ver, todos los panes a la izquierda, todos los peces a la derecha, nada de simbolismos idiotas, nada en los bolsillos cabrones, los panes a la izquierda y los peces a la derecha, si los peces, los peces, los vivos peces, qué no me ha escuchado?, los peces señor, los peces, esos azules que le cuelgan puedo ver de las barbas, no se haga el huevón conmigo y vuelva a la fila, vacíe los brazos o lo convierto en higuera, no baje la mirada sea machito, míreme a los ojos que yo sólo sé perdonar, vacíe los brazos solamente, no sea cagado, eso es, van a sobrar ya va a ver, usted no sabe lo que yo sé de economía.

domingo, 8 de julio de 2007

Invisible

Creyó posible explicar el fenómeno por una especie de desgaste atómico previsible en las grandes multitudes. Nadie a contado jamás la gente que sale del estadio de River Plate un domingo de clásico, nadie a cotejado esa cifra con la de la taquilla. Una manada de cinco mil búfalos corriendo por un desfiladero, ¿contiene las mismas unidades al entrar que al salir? El roce de las personas en la calle Florida corroe sutilmente las mangas de los abrigos, el dorso de los guantes. El roce de 113.987 viajeros en trenes atestados que los sacuden y los frotan entre ellos a cada curva y a cada frenada, puede tener como resultado (por anulación de lo individual y acción del desgaste sobre el ente multitud) la anulación de cuatro unidades al cabo de veinte horas.

Julio Cortazar “Texto en una Libreta”

Dedicado a Fidel, a Pinochet y a tantos otros que han obtenido la capacidad de la anulación


Los dioses no son tan inteligentes, no son más que un montón de niños tristes que los hombres sostienen en sus brazos, alcanzo a pensar Lucía antes de que el golpe le diera vuelta la cara y comenzara a sentir el sabor salado en su boca, de inmediato vino un segundo y un tercero, no sabia porque a su mente vino la imagen de una escuela, de sol, de innumerables voces de niños en el patio. Luego sentir esa dureza en la boca, abrir los ojos para ver todo eso negro que le azotaba el rostro, después el dolor y la boca rebosante de sal y estructura dura, escupir los restos del diente, escupir la sangre aun roja, comenzar a sentir el dolor, recordar sus 18 años, cuando le sacaron la muela del juicio, esa sensación de vacío en la boca, el respirar y el leve frío, no sacarse el algodón de la boca, enjuagues de agua con sal, la pastilla si duele (¿qué pastilla era?), otro golpe más, la sangre corriendo también por la nariz, ganas de llorar y no sabe porque si no tiene pena.
Los dioses no son más que un montón de niños mimados en los brazos de los hombres, sabe que de a poco la profecía se cumple, se siente deshilachar lentamente, átomo a átomo, no sabe sino escucha porque no le dicen nada o porque simplemente no tiene como oír, sabe que ya no le queda ropa, apenas le quedan vestigios de sus dedos, mas no hay frío, ni el deseo de tomar esas estructuras negras para descargarlas de un modo u otro sobre algo o lo que sea o pueda ser, apenas hay sombras ya, sus ojos también van desapareciendo poco a poco, apenas necesita respirar, la dermis cae polvorienta como una vieja alfombra desempolvando, el frío de súbito la sorprende, sabe que aun queda bastante de ella en esa sala, lo suficiente para que la puedan ver y seguir… mas siente otro frío mientras otra sombra parece cerrar algo que parece una puerta, aun gotea desde todas partes, sus lagrimas parecen tener olor a orines, sus lagrimas parecen más saladas ahora casi segura de que su cara toca el suelo hambriento de ella que sigue escurriendo poquito a poco.
Lucia piensa a veces en el sol, gestos pequeños, como su mano corriendo por su pelo y el de sus hijos sin el dolor que le producen estos dedos que apenas puede mover, rígidos y negros, aun cree no estar sola, entonces levanta la nariz, los ojos hinchados y la poco luz poco ayudan, trata de oler, de figurar que algo podría estar allí en esa tiniebla, pero nadie responde, y ella siente otro balde de agua que le golpea la espalda, luego un poco de comida, ¿Cuánto tiempo ha estado aquí?, quizás ya debiese haber desaparecido, de hecho quizás ya lo esta, y solo son pequeños retazos de luz los que se perciben desde esa ventana oscura pero húmeda, donde acaba de sonar un balde de agua estrellarse contra algo como una muralla. Quizás su foto esta pegada ya en alguna esquina, pero las instituciones ralentizan las cosas obvias, no se preocupe, procedimiento de rutina, o cállate pendejo de mierda.
(fragmento, incompleto, y en estado de crisalida, es decir en proceso)

El intento de pragmáticas versiones de la realidad

Ridiculo en el fondo, esto de creer que uno pueda hacer algo que valga la pena, aunque sea en el fondo, pero esta la fe, se sabe, lo unico que abandona al hombre. y aunque uno no la quiera esta se pega a la piel, como una mujer celosa, como una costra, como lapa. y ahi que avanzar con una duda en la mirada, pensando que quizas si, que se puede, aunque todo diga lo contrario, a pesar de que lo más habitual es besar el piso, arrastrarse y tener que esbozar una risita humilde, y patetica en le fondo.
entonces mejor obviemos las razones, hagamoslo porque si, por empuje, por recuerdo, pòrque si, la certidumbre, se sabe, es lo que empuja al hombre, y como caballo de carreras aunque parra no estaria de acuerdo, pero es que la pista es diferente, se trata de una pista blanca y uno corre, o galopa, y no mira al lado, se dedica a darle a las letras, a romperlas, mirarlas, tomarlas con pinza, beberlas, masticarlas, mirarlas, desconfiar, y entregarse como un niñito al pecho de su madre, o de su amante o de su vieja perra de siglos, le respiraremos en el cuello, y nos levantaremos de la cama, sin rozarle la mano, apenas viendo su muslo blanco desnudo y ese hilito rojo que cae de la sabana aun caliente