lunes, 30 de julio de 2007

Pandora




Duele que se deba creer en Dios para deponer armas,
el miedo,
las voces en la noche.

La teofilia debe ser poco elegante
(imagine) Maria con los ojos blancos
Como su alma

El perdón,
Grabado en la lengua y en la mano de Maria
con probablemente sangre.
Todos debiésemos aprender de Maria
como dice el caballero de adelante
y razón tiene porque ella
no levanto ni una mano cuando fusilaron a su hijo,
lo quemaron, crucificaron, escondieron,
Con sus gónadas hicieron utensilios
A señalar: crucifijos, enfermedades, oraciones varias,
Sus manos en frascos poco limpios…

Maria…
y eso que podía,
Recoger sus polleras
y comenzar a correr,
gritando
Desesperada,
metralleta en mano
haciendo fuego sobre esa multitud aglomerada,
Sobre esos hijos de mala madre.

Pero la esperanza,
Se sabe
Esta allí, el último veneno, goteando y recorriendo las venas del hombre.
Entonces Maria se queda inmóvil y aunque su corazón se retuerce,
Puede casi no ver las espinas y los alambres y los palos que van atravesando
La piel de David.

Al final,
Maria subiendo a los cielos
Sin ninguna lagrima que llorar,
sin ningún hijo que llorar.

sábado, 28 de julio de 2007

IXI



Ayer nos hicimos daño pequeña
Nos sacamos los cuchillos y endurecimos la piel
Y cada toque era una caricia de amantes viejos
Que se reconocen, olfateando en lo horrendo
esas arrugas que los construyen
Para desarmarlos

Nos deshicimos demasiadas veces en esas mismas sabanas gastadas pequeñas
No quedaba nada de ti
mientras mi boca avanzaba a mordiscos
por ese aire que te sobraba en el alma.

Ya no he vuelto a encontrar mis ojos desde que te fuiste
Ni mis manos, ni mi piel, lo que suena
Lo sórdido
Lo que me hacia abrir toda ventana
Con el alma cansada
Llena de tu voz y de tu aliento.

Ahora sólo tengo estos harapos sucios sobre mis hombros,
goteando esa agua turbia que caía desde tus ojos a mi boca
Todo volviéndose polvo
Todo doliendo
Todo hiriendo,
cayendo ácido sobre las yagas abiertas y tristes
Que no me dejan
Levantar los brazos
Para poder creer.

domingo, 22 de julio de 2007

IIVII



Algo se cae
A pedazos
Por las escaleras, destrozando lo poco de madera que nos va quedando en los bolsillos.
Y hace tanto frío
Que no podemos vernos las caras sin desear enormemente esa pequeña agonía tras otra piel y bajo otra sangre que corre con calor
en estos pequeños sacos de hueso y mugre en que nos hemos convertido.

Y la despedida duele porque es dulce
Y hay tanta noche para olvidar
Y tanto alcohol en nuestras gargantas...
Pero falta la fe
El saber coherente de que las lagrimas no dolerían 3 o 4 segundos.

¿Dónde estas ahora, entonces?
Y las pocas palabras, la muerte, la risita en un cuello que rabiosamente se parece al tuyo.
Pero hay tanto pellejo en tres años
Tanto roedor en los bolsillos, en los pechos que ya se empieza a escuchar un poco entrecortado el sonido de las voces que eran las nuestras hace pocos siglos.

Así es ahora, sin ninguna tristeza que contarte
O inventar pero ingenuamente para que sean esos otros ojos que creo haber visto ayer bajo los zapatos o en la cómoda los que me miren riendo, esos ojos y no estos otros que te cuelgan casi viejos desde esa cara tuya que a veces me recuerda.

La cama aun suena y suena sobre este dormitorio; al lado de las botellas apiladas y tus pelos sueltos en el ambiente aun suena y suena con esos dos sacos de hueso y mugre sobre ella,
Suena y suena tempestuosa como sino hubiese pasado nada; dominando toda la situación desde la altura, reencontrando los fósiles para volver a secarlos y armarlos uno a uno sobre el otro que se descascara y grita.
Aun suena y suena
Ciega
Sorda y
Sobre todo muda
Como burlándose de tu ira y mi fatiga ante ese liquido y esa curva
que no te logro besar aunque lo intente.

miércoles, 11 de julio de 2007

Multiplicación



A ver, todos los panes a la izquierda, todos los peces a la derecha, nada de simbolismos idiotas, nada en los bolsillos cabrones, los panes a la izquierda y los peces a la derecha, si los peces, los peces, los vivos peces, qué no me ha escuchado?, los peces señor, los peces, esos azules que le cuelgan puedo ver de las barbas, no se haga el huevón conmigo y vuelva a la fila, vacíe los brazos o lo convierto en higuera, no baje la mirada sea machito, míreme a los ojos que yo sólo sé perdonar, vacíe los brazos solamente, no sea cagado, eso es, van a sobrar ya va a ver, usted no sabe lo que yo sé de economía.

domingo, 8 de julio de 2007

Invisible

Creyó posible explicar el fenómeno por una especie de desgaste atómico previsible en las grandes multitudes. Nadie a contado jamás la gente que sale del estadio de River Plate un domingo de clásico, nadie a cotejado esa cifra con la de la taquilla. Una manada de cinco mil búfalos corriendo por un desfiladero, ¿contiene las mismas unidades al entrar que al salir? El roce de las personas en la calle Florida corroe sutilmente las mangas de los abrigos, el dorso de los guantes. El roce de 113.987 viajeros en trenes atestados que los sacuden y los frotan entre ellos a cada curva y a cada frenada, puede tener como resultado (por anulación de lo individual y acción del desgaste sobre el ente multitud) la anulación de cuatro unidades al cabo de veinte horas.

Julio Cortazar “Texto en una Libreta”

Dedicado a Fidel, a Pinochet y a tantos otros que han obtenido la capacidad de la anulación


Los dioses no son tan inteligentes, no son más que un montón de niños tristes que los hombres sostienen en sus brazos, alcanzo a pensar Lucía antes de que el golpe le diera vuelta la cara y comenzara a sentir el sabor salado en su boca, de inmediato vino un segundo y un tercero, no sabia porque a su mente vino la imagen de una escuela, de sol, de innumerables voces de niños en el patio. Luego sentir esa dureza en la boca, abrir los ojos para ver todo eso negro que le azotaba el rostro, después el dolor y la boca rebosante de sal y estructura dura, escupir los restos del diente, escupir la sangre aun roja, comenzar a sentir el dolor, recordar sus 18 años, cuando le sacaron la muela del juicio, esa sensación de vacío en la boca, el respirar y el leve frío, no sacarse el algodón de la boca, enjuagues de agua con sal, la pastilla si duele (¿qué pastilla era?), otro golpe más, la sangre corriendo también por la nariz, ganas de llorar y no sabe porque si no tiene pena.
Los dioses no son más que un montón de niños mimados en los brazos de los hombres, sabe que de a poco la profecía se cumple, se siente deshilachar lentamente, átomo a átomo, no sabe sino escucha porque no le dicen nada o porque simplemente no tiene como oír, sabe que ya no le queda ropa, apenas le quedan vestigios de sus dedos, mas no hay frío, ni el deseo de tomar esas estructuras negras para descargarlas de un modo u otro sobre algo o lo que sea o pueda ser, apenas hay sombras ya, sus ojos también van desapareciendo poco a poco, apenas necesita respirar, la dermis cae polvorienta como una vieja alfombra desempolvando, el frío de súbito la sorprende, sabe que aun queda bastante de ella en esa sala, lo suficiente para que la puedan ver y seguir… mas siente otro frío mientras otra sombra parece cerrar algo que parece una puerta, aun gotea desde todas partes, sus lagrimas parecen tener olor a orines, sus lagrimas parecen más saladas ahora casi segura de que su cara toca el suelo hambriento de ella que sigue escurriendo poquito a poco.
Lucia piensa a veces en el sol, gestos pequeños, como su mano corriendo por su pelo y el de sus hijos sin el dolor que le producen estos dedos que apenas puede mover, rígidos y negros, aun cree no estar sola, entonces levanta la nariz, los ojos hinchados y la poco luz poco ayudan, trata de oler, de figurar que algo podría estar allí en esa tiniebla, pero nadie responde, y ella siente otro balde de agua que le golpea la espalda, luego un poco de comida, ¿Cuánto tiempo ha estado aquí?, quizás ya debiese haber desaparecido, de hecho quizás ya lo esta, y solo son pequeños retazos de luz los que se perciben desde esa ventana oscura pero húmeda, donde acaba de sonar un balde de agua estrellarse contra algo como una muralla. Quizás su foto esta pegada ya en alguna esquina, pero las instituciones ralentizan las cosas obvias, no se preocupe, procedimiento de rutina, o cállate pendejo de mierda.
(fragmento, incompleto, y en estado de crisalida, es decir en proceso)

El intento de pragmáticas versiones de la realidad

Ridiculo en el fondo, esto de creer que uno pueda hacer algo que valga la pena, aunque sea en el fondo, pero esta la fe, se sabe, lo unico que abandona al hombre. y aunque uno no la quiera esta se pega a la piel, como una mujer celosa, como una costra, como lapa. y ahi que avanzar con una duda en la mirada, pensando que quizas si, que se puede, aunque todo diga lo contrario, a pesar de que lo más habitual es besar el piso, arrastrarse y tener que esbozar una risita humilde, y patetica en le fondo.
entonces mejor obviemos las razones, hagamoslo porque si, por empuje, por recuerdo, pòrque si, la certidumbre, se sabe, es lo que empuja al hombre, y como caballo de carreras aunque parra no estaria de acuerdo, pero es que la pista es diferente, se trata de una pista blanca y uno corre, o galopa, y no mira al lado, se dedica a darle a las letras, a romperlas, mirarlas, tomarlas con pinza, beberlas, masticarlas, mirarlas, desconfiar, y entregarse como un niñito al pecho de su madre, o de su amante o de su vieja perra de siglos, le respiraremos en el cuello, y nos levantaremos de la cama, sin rozarle la mano, apenas viendo su muslo blanco desnudo y ese hilito rojo que cae de la sabana aun caliente