domingo, 8 de julio de 2007

Invisible

Creyó posible explicar el fenómeno por una especie de desgaste atómico previsible en las grandes multitudes. Nadie a contado jamás la gente que sale del estadio de River Plate un domingo de clásico, nadie a cotejado esa cifra con la de la taquilla. Una manada de cinco mil búfalos corriendo por un desfiladero, ¿contiene las mismas unidades al entrar que al salir? El roce de las personas en la calle Florida corroe sutilmente las mangas de los abrigos, el dorso de los guantes. El roce de 113.987 viajeros en trenes atestados que los sacuden y los frotan entre ellos a cada curva y a cada frenada, puede tener como resultado (por anulación de lo individual y acción del desgaste sobre el ente multitud) la anulación de cuatro unidades al cabo de veinte horas.

Julio Cortazar “Texto en una Libreta”

Dedicado a Fidel, a Pinochet y a tantos otros que han obtenido la capacidad de la anulación


Los dioses no son tan inteligentes, no son más que un montón de niños tristes que los hombres sostienen en sus brazos, alcanzo a pensar Lucía antes de que el golpe le diera vuelta la cara y comenzara a sentir el sabor salado en su boca, de inmediato vino un segundo y un tercero, no sabia porque a su mente vino la imagen de una escuela, de sol, de innumerables voces de niños en el patio. Luego sentir esa dureza en la boca, abrir los ojos para ver todo eso negro que le azotaba el rostro, después el dolor y la boca rebosante de sal y estructura dura, escupir los restos del diente, escupir la sangre aun roja, comenzar a sentir el dolor, recordar sus 18 años, cuando le sacaron la muela del juicio, esa sensación de vacío en la boca, el respirar y el leve frío, no sacarse el algodón de la boca, enjuagues de agua con sal, la pastilla si duele (¿qué pastilla era?), otro golpe más, la sangre corriendo también por la nariz, ganas de llorar y no sabe porque si no tiene pena.
Los dioses no son más que un montón de niños mimados en los brazos de los hombres, sabe que de a poco la profecía se cumple, se siente deshilachar lentamente, átomo a átomo, no sabe sino escucha porque no le dicen nada o porque simplemente no tiene como oír, sabe que ya no le queda ropa, apenas le quedan vestigios de sus dedos, mas no hay frío, ni el deseo de tomar esas estructuras negras para descargarlas de un modo u otro sobre algo o lo que sea o pueda ser, apenas hay sombras ya, sus ojos también van desapareciendo poco a poco, apenas necesita respirar, la dermis cae polvorienta como una vieja alfombra desempolvando, el frío de súbito la sorprende, sabe que aun queda bastante de ella en esa sala, lo suficiente para que la puedan ver y seguir… mas siente otro frío mientras otra sombra parece cerrar algo que parece una puerta, aun gotea desde todas partes, sus lagrimas parecen tener olor a orines, sus lagrimas parecen más saladas ahora casi segura de que su cara toca el suelo hambriento de ella que sigue escurriendo poquito a poco.
Lucia piensa a veces en el sol, gestos pequeños, como su mano corriendo por su pelo y el de sus hijos sin el dolor que le producen estos dedos que apenas puede mover, rígidos y negros, aun cree no estar sola, entonces levanta la nariz, los ojos hinchados y la poco luz poco ayudan, trata de oler, de figurar que algo podría estar allí en esa tiniebla, pero nadie responde, y ella siente otro balde de agua que le golpea la espalda, luego un poco de comida, ¿Cuánto tiempo ha estado aquí?, quizás ya debiese haber desaparecido, de hecho quizás ya lo esta, y solo son pequeños retazos de luz los que se perciben desde esa ventana oscura pero húmeda, donde acaba de sonar un balde de agua estrellarse contra algo como una muralla. Quizás su foto esta pegada ya en alguna esquina, pero las instituciones ralentizan las cosas obvias, no se preocupe, procedimiento de rutina, o cállate pendejo de mierda.
(fragmento, incompleto, y en estado de crisalida, es decir en proceso)

1 comentario:

Poeta de Cañería dijo...

La boca salada... demasiado salada, debe ser alguna idiotez de adolecente xD si es que aún lo soy.